Hacía rato que no se veían frutales tan cargados. “Racimos” de peras, membrillos, ciruelas, damascos, duraznos y manzanas adornan las quintas y jardines del valle. El espectáculo de esa abundancia es formidable: la producción madura a pasos rápidos, como si también quisiera estar lista para recibir a veraneantes y turistas. Siempre es un buen plan comer una fruta al pie del árbol, pero, para aprovechar la cosecha adecuadamente, conviene emular a los lugareños y tafinistos por adopción, y elaborar dulces, jaleas y mermeladas caseras.

Cada familia tiene una receta y no hay que desperdiciar la oportunidad de preguntar a los conocedores. Waltrude Hofer, toda una autoridad en la tradición de las confituras, asegura que, pese a que hace falta más agua, el año se presenta excepcional para sacar partido de los frutales. “Este es mi hobby desde hace décadas. Cuando cocino, pienso en la gente que quiere saborear algo distinto: yo hago artesanías”, dice la mujer de origen alemán, que vende sus creaciones en la casa ubicada sobre la cuesta del Hospital (buscar el cartel con la leyenda “Mermeladas especiales”).

Ese gusto diferente proviene de frutas que crecen en la tierra y con el clima del valle, sin químicos ni semillas modificadas genéticamente. Luego, en el fogón, cada cocinero aporta a la materia prima la cantidad de azúcar que considera conveniente (Hofer aconseja no empalagar). Los productos de Tafí se caracterizan por tener personalidad: las manzanas son jugosas y ácidas, y las ciruelas, dulcísimas y carnosas; las peras suelen venir “en talle pequeño” y los damascos presentan una piel lustrosa. Entonces, lo que queda es definir si fabricar una jalea (se hierve el jugo de frutas más bien verdes, que son ricas en pectinas -sustancia presente en la piel y las semillas, que da una textura gelatinosa-); una mermelada (a partir de trozos de frutas trituradas y de azúcar que se cocinan hasta lograr un punto como de puré espeso) o un dulce (con trozos grandes de fruta).

La confitura luego ha de ser envasada correctamente para garantizar una buena conservación. Entonces, lo ideal es usar tarros con tapas que han sido bien lavados y secados en el horno (10 minutos). Según los especialistas, estos recipientes mantienen frescas las conservas durante un semestre. Una mermelada casera es la compañera ideal para los quesos, quesillos y tortillas parrilleras que ofrece Tafí. Como postre, en el desayuno y la merienda: todas las ocasiones son buenas para endulzar las vacaciones.